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¿Frío o calor para tus lesiones?

La terapia sobre lesiones musculares y articulares con frío o calor no es algo que sea nuevo, pero si es cierto que hay que saber cuando es más conveniente aplicar una u otra para hacer que el tratamiento sea más beneficioso. A modo de resumen, el frío suele estar más indicado en lesiones o contusiones recientes y el calor cuando es algo recurrente. Desde Farmacia Amiga os comentamos el efecto terapéutico que produce el cambio de temperatura y sus beneficios para el tratamiento de las lesiones más frecuentes.

La terapia con frío o crioterapia

Cuando aplicamos frío local conseguimos disminuir la circulación, la actividad metabólica y la inflamación en dicha zona, y adormece la piel, por lo cual sus beneficios son disminución del dolor, la inflamación, la hinchazón y los calambres musculares.

Aplicar frío puede ser crucial durante las primeras 48 a 72 horas de que se haya producido la lesión. Las bolsas de frío pueden reducir el daño del tejido secundario y aliviar el dolor de la zona afectada.

Muy recomendable para la terapia de esguinces (reposo, frío, inmovilización y elevación) cuando se fuerza mucho una zona del cuerpo, chichones y morados en la piel.

La tendinitis, o inflamación/ irritación de un tendón (un cordón grueso que une el músculo al hueso) también son tratadas con frío por su gran capacidad analgésica. Sus síntomas son dolor y sensibilidad a lo largo del tendón dañado, generalmente cerca de una articulación, más intenso de noche y empeora con el movimiento o la actividad. Es muy común que se produzca en los tendones del hombro, codo, muñeca y pie, por lo que además del dolor suponen una gran incomodidad para desarrollar la vida diaria

Se suele recomendar terapias de 20 minutos por cada hora para evitar lesión en la piel, de 4 a 5 veces al día. Es mejor si se usa después de los ejercicios o de realizar actividades que producen dolor.

La terapia con calor o termoterapia

Consiste en que este calor aplicado en una zona concreta dilata los vasos sanguíneos, incrementa el flujo sanguíneo hacia la zona afectada y, por lo tanto, aporte más oxígeno a las células dañadas y elimine los residuos musculares, como el ácido láctico que se forma en músculos sobrecargados y que causa el dolor. El calor también ayuda a relajar los músculos y a estimular los termoreceptores de la piel para reducir la percepción de dolor en el cerebro.

Las lesiones más frecuentes que tratamos así son las contracturas musculares. Estas lesiones

son contracciones involuntarias y de forma sostenida en el tiempo, quedando la musculatura en constante tensión. Las contracturas son lesiones muy comunes, no solo entre los deportistas, sino también entre personas sedentarias, mayores, con estrés o que adopten malas posturas.

Las contracturas pueden ser durante el esfuerzo, generando dolor e inflamación, posterior al esfuerzo, la lesión aparece por la incapacidad del músculo de volver a su estado de reposo o residuales, pues tras una lesión grave (una rotura de fibras, una fractura, un esguince, un fuerte traumatismo), la musculatura adyacente a la zona lesionada tiende a contraerse como mecanismo de protección.

Un tratamiento muy válido en los primeros estadios de la contractura, es la aplicación de calor seco en la zona afectada. El calor es un potente vasodilatador y contribuirá a la depuración sanguínea del segmento muscular, además de provocar una sensación inmediata de alivio por su efecto analgésico y relajante.

Esperamos que haya sido útil!! Con cualquier duda no duden en consultarnos ;)

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